El temblor bajo tus pies se intensifica, y el mundo a tu alrededor comienza a desmoronarse. Las palabras que antes se elevaban como humo se desintegran en el aire, y los árboles de páginas crujen al caer. Sin pensarlo dos veces, comenzás a correr hacia el faro cuya luz brilla más intensamente con cada paso que das. Es como si el faro te llamara, ofreciéndote refugio en medio del caos.
El viento arrecia, llevando consigo fragmentos de frases y palabras sueltas que rozan tu piel como susurros. Algunos de estos fragmentos parecen familiares, evocando emociones y recuerdos que creías olvidados. Mientras corrés, una pregunta surge en tu mente: ¿Qué es lo que realmente me espera en ese faro?
A medida que avanzás, notás que el camino se vuelve más desafiante. Las fisuras en el suelo se ensanchan, obligándote a saltar sobre ellas. Cada salto requiere más esfuerzo, pero también sentís que algo dentro de vos se fortalece. Es como si este desafío físico reflejara una lucha interna, una confrontación con partes de vos mismo que necesitan ser enfrentadas.
De repente, entre el estruendo del mundo que se derrumba, escuchás un susurro en el viento. Es una voz conocida, mi voz, que te dice:
“A veces, para avanzar, debemos enfrentar aquello que hemos evitado. No temás lo que encontrarás; es parte de tu propio viaje de crecimiento.”
Estas palabras resuenan en vos, generando más preguntas que respuestas. ¿A qué me estoy enfrentando realmente? pensás. Sin embargo, no hay tiempo para detenerse. El faro está cada vez más cerca, y sentís que ahí encontrarás las respuestas que buscás.
El cielo se oscurece, y una lluvia de letras comienza a caer, empapándote con signos y símbolos que se adhieren a tu ropa y piel. Algunas letras forman palabras que se desvanecen antes de que puedas leerlas por completo. Esta extraña tormenta te impulsa a acelerar el paso.
Finalmente, llegás al pie del faro. La estructura es imponente, y su luz ilumina el caos circundante, creando un remanso de calma a su alrededor. Tomás un momento para recuperar el aliento, con el corazón latiendo acelerado.
Ante la puerta del faro, dudás por un instante. Sentís que al cruzar ese umbral, algo cambiará irrevocablemente. Pero también sabés que no podés quedarte donde estás. Algo dentro de vos te empuja a seguir adelante.
Extendés la mano hacia la pesada puerta de madera, pero antes de tocarla, notás que el bolígrafo-llave interdimensional sigue en tu mano, brillando suavemente. Recordás que este objeto te ha acompañado desde el inicio de tu aventura, y sospechás que su propósito va más allá de lo que imaginabas.
Justo en ese momento, una notificación suena en algún lugar cercano. Es extraño, dada la situación, pero reconocés el sonido familiar de un mensaje entrante. Mirás a tu alrededor y descubrís, en un bolsillo que no recordabas tener, un sobre sellado con tu nombre.
Lo abrís con manos temblorosas y encontrás una carta. Al desplegarla, reconocés mi escritura:
“Este es el momento de enfrentar lo que has estado evitando. Dentro del faro encontrarás más que respuestas; encontrarás partes de vos mismo que anhelan ser descubiertas. Pero para continuar, necesitás hacer una pausa y reflexionar sobre lo que te ha traído hasta aquí.”
Jean-Paul
Las palabras de la carta te invitan a una introspección que hasta ahora habías postergado. Sentís que estás al borde de una revelación importante, pero también que necesitás prepararte para lo que viene.
Guardás la carta y volvés a mirar hacia la puerta del faro. La decisión es tuya. Podés entrar ahora o tomar un momento para asimilar todo lo que ha ocurrido.
Una vez más, mi voz llega hasta vos, suave pero clara:
“A veces, las respuestas que buscamos no están en el mundo exterior, sino dentro de nosotros mismos. Te enviaré algo que puede ayudarte a dar el siguiente paso cuando estés listo(a).”
Con esto, entendés que hay más por descubrir, pero que quizás necesitás una guía adicional. Recordás que hay un mensaje pendiente, una comunicación que puede ofrecerte las herramientas necesarias para continuar.
Decidís que antes de entrar al faro, revisarás ese mensaje. Sabés que en él puede estar la clave para entender lo que está sucediendo y prepararte para lo que encontrarás dentro.
Con el corazón más calmado y la determinación renovada, tomás asiento en un escalón frente a la puerta del faro. El caos a tu alrededor parece haberse detenido, como si el tiempo te concediera un respiro.
Sacás el dispositivo y te preparás para el siguiente paso, sabiendo que este será el puente hacia la próxima etapa de tu viaje.
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