El cielo no se acaba hoy

El cielo no se acaba hoy.
Y eso basta.

Lo escribí casi sin pensarlo:
el cielo no se acaba hoy.

Pero después me quedé ahí…
con esa frase dando vueltas.
Y algo en mí supo que tenía que escucharla.

Porque a veces uno se levanta sintiendo que va tarde.
Tarde para cambiar, tarde para cumplir, tarde para entender.
Como si se acabara el tiempo,
como si la vida fuera una carrera y vos fueras el último en salir.

Pero no.
El cielo no se acaba hoy.

No hay apuro.
No hay meta.
Solo este paso.

Hoy no tenés que ser más.
No tenés que llegar a nada.
Solo estar.
Respirar.
Nombrar lo que hay.

A veces el alma necesita escucharse,
pero no con explicaciones.
Con frases simples,
como si alguien por dentro le hablara bajito.

Frases que no vienen de la cabeza,
sino de un lugar más abajo,
más adentro.
Frases como esta:

El cielo no se acaba hoy.

Y me la digo, sí.
No para convencerme,
sino para recordarme.

Porque cuando todo se mueve,
cuando no sé bien qué sigue,
hay algo que queda.
Y desde ahí… puedo seguir.

Solo escribí.

Jean-Paul Cortés