Te levantás lentamente del escritorio, aún con el bolígrafo-llave interdimensional en tu mano. Las palabras de Jean-Paul resuenan en tu mente:
“Andá y mirá por ese balcón allá afuera.”
Sentís una mezcla de curiosidad y expectación.
¿Qué podría haber más allá de esa puerta?
Mientras caminás hacia el balcón, las memorias de este encuentro afloran vívidamente. Recordás cómo abriste los ojos de golpe en aquel cuarto desconocido, con el corazón latiendo como un tambor. Frente a vos, un antiguo escritorio, una pluma y un diario de tapas gastadas. “¿Qué estoy haciendo aquí?” te habías preguntado entonces.
La voz de Jean-Paul había irrumpido en tu mente: “Solo escribí…” Esa simple frase había despertado algo en vos, una conexión profunda, como reencontrarte con un viejo amigo. Te habías sentido llamado(a) a emprender una aventura única, un viaje interior a través del journaling.
Ahora, de pie ante la puerta que conduce al balcón, sentís que estás a punto de cruzar un umbral no solo físico, sino también simbólico. Es el comienzo de una travesía que promete revelar misterios y desvelar partes de vos mismo(a) que aún desconocés.
Contemplás la puerta de madera frente tuyo, hacés una pausa. Las palabras de Jean-Paul vuelven a tu mente: “Este es un camino para valientes, para aquellos que están comprometidos con emprender un viaje interior… aun sin saber lo que les espera al otro lado.”
Tomás una respiración profunda. Sabés que este es tu momento. Con un ligero empujón, abrís la puerta completamente y das un paso hacia afuera.
Una brisa fresca te envuelve, acariciando tu rostro y llenándote de una energía revitalizante. Dás un paso hacia el balcón, y lo que ves más allá te deja sin aliento…
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