Viviendo Desde el Futuro: Cómo Transformar Nuestra Realidad Interna

La Ilusión de lo Visible

Algunos días parecen ser mejores que otros: suelo preferir los días soleados sobre los nublados y lluviosos, pero ¿por qué? No tengo una respuesta científica, es una preferencia personal, pero que para mí es muy real.

La ilusión de lo visible nos muestra cómo lo que percibimos como “real” es en realidad una construcción subjetiva, formada por nuestros sentidos y nuestras experiencias personales. Esta idea me recuerda cómo a veces percibimos situaciones cotidianas de maneras muy diferentes, dependiendo de nuestra historia y emociones del momento. Lo que vemos, escuchamos o tocamos no siempre representa una realidad objetiva, sino que está filtrado por nuestras interpretaciones personales.

Por ejemplo, dos personas pueden presenciar el mismo evento, pero sus narrativas serán distintas porque sus experiencias pasadas moldean su percepción. Este proceso, conocido también como “ceguera por inatención“, ocurre cuando nuestro cerebro selecciona qué información priorizar y cuál ignorar, creando así una versión incompleta o distorsionada de la realidad.

Immanuel Kant decía que solo podemos conocer el mundo a través de nuestros sentidos, no tal como es en realidad. Platón también habló de esto con su alegoría de la caverna: lo que vemos no es más que una sombra de la verdadera realidad. Todos tenemos nuestras propias ‘sombras’, y muchas veces lo que creemos que es real está influenciado por nuestras experiencias y perspectivas limitadas.

La Percepción Humana y la Realidad

Nuestro cerebro tiene una capacidad fascinante para “completar” la información visual que recibe, lo cual refleja esa tendencia innata a crear una realidad que tenga sentido para nosotros, incluso cuando los detalles no están del todo claros. Un ejemplo claro es el funcionamiento de la fóvea, la parte pequeña de la retina donde se enfocan los detalles de lo que vemos. La visión periférica es borrosa y pobre en detalles, pero el cerebro rellena esos vacíos basándose en patrones previos y suposiciones. Este proceso de “relleno perceptivo” nos muestra que percibimos el mundo de una forma sesgada y muchas veces incompleta.

Esta tendencia de completar lo que vemos también se aplica a cómo interpretamos el movimiento y las perspectivas. Para entender mejor cómo funciona, quiero proponerte un breve experimento práctico que te ayudará a verlo por vos mismo.

Experimento de pensamiento al estilo Einstein: Imaginá que estás en un tren y observás a alguien en el andén. Pensá en una situación cotidiana donde la perspectiva cambia según tu posición, como cuando estás en un auto en movimiento y ves los árboles pasar rápidamente mientras que, desde la perspectiva de un peatón, sos vos quien se mueve.

Desde tu perspectiva, esa persona parece quieta, mientras vos te desplazás rápidamente. Sin embargo, para esa persona, vos sos quien se mueve a gran velocidad. En realidad, ambos están en movimiento respecto al planeta Tierra, que a su vez rota y orbita alrededor del sol. Este experimento de pensamiento ilustra cómo la realidad depende de la posición y perspectiva del observador, reforzando la idea de que la percepción es inherentemente subjetiva.

La Lente del Presente y la Proyección del Futuro

Cuando hablamos de “mirar desde lejos”, nos referimos a ese impulso humano de anticipar el futuro con esperanza o ansiedad, proyectando una ilusión de lo que aún no ha ocurrido. Este deseo constante de alcanzar metas o vivir algo que aún no está presente genera una paradoja: es como si tratáramos de caminar hacia el horizonte; por más que avancemos, siempre parecerá estar fuera de nuestro alcance.

En mi experiencia, esto me ha llevado a reflexionar sobre la importancia de detenerme y apreciar el momento presente, en lugar de vivir siempre en la búsqueda de lo próximo. Vivimos en un tiempo lineal, pero nuestra mente tiende a escapar hacia el futuro, perdiéndose en lo que podría ser en lugar de habitar lo que es.

La frase “Habitar desde, no sobre, el espacio que deseas heredar” resuena con la idea de que, en lugar de anhelar lo que no tenemos, deberíamos vivir desde la certeza de que ya estamos encaminados hacia esa realidad. Creo que esto implica un cambio profundo de mentalidad: dejar de vernos como seres incompletos y empezar a actuar como si ya fuéramos quienes deseamos ser. Este cambio de perspectiva nos permite actuar con más seguridad y presencia, eliminando la ansiedad del “todavía no”.

Viviendo Desde la Realidad Deseada

La idea de actuar “como si” ya hubiéramos alcanzado nuestras metas no es una cuestión esotérica, sino una técnica psicológica práctica para la transformación personal. Este principio, conocido como el “como si”, postula que al comportarnos como si ya fuéramos la versión de nosotros mismos que deseamos ser, alineamos nuestras acciones, pensamientos y emociones con ese estado futuro.

Ejemplo: Imaginá que querés convertirte en un orador seguro. En lugar de esperar sentirte completamente preparado, actuá como si ya lo fueras. Adoptá la postura, el tono de voz y la mentalidad de alguien confiado. Al hacerlo, tu cerebro empieza a moldear tu comportamiento, y eventualmente esa seguridad se convierte en parte de tu realidad.

Este principio también está relacionado con la profecía autocumplida: nuestras creencias y expectativas tienden a influir en nuestras acciones de manera que terminan haciendo que esas creencias se vuelvan realidad.

Referencias al Comportamiento Humano y la Disonancia Cognitiva

La disonancia cognitiva ocurre cuando nuestras acciones no están alineadas con nuestras creencias o deseos, generando una incomodidad interna. Por ejemplo, si alguien cree en llevar un estilo de vida saludable pero fuma, experimentará disonancia cognitiva, ya que sus acciones no coinciden con sus creencias.

En lugar de evitar esa incomodidad, podemos usarla a nuestro favor para generar un cambio. Al actuar “como si” ya hubiéramos alcanzado nuestras metas, creamos una disonancia entre lo que somos y lo que hacemos. Esta tensión nos impulsa a ajustar nuestras creencias o comportamientos para cerrar esa brecha.

El autoengaño constructivo nos permite aprovechar este mecanismo: actuamos de manera que nos impulsa hacia el cambio, incluso si al principio no nos sentimos del todo cómodos. En mi vida, he aplicado este concepto, por ejemplo, cuando decidí empezar a escribir cada mañana. Al principio no me sentía seguro de que mis escritos fueran valiosos, pero actuar “como si” me ayudó a construir una práctica que hoy es fundamental para mí. Otro ejemplo sería alguien que desea mejorar su condición física: podría inscribirse en un gimnasio y comenzar a ejercitarse, aunque inicialmente no se sienta motivado; con el tiempo, la acción crea el hábito y el cambio deseado.

Ejercicios Prácticos para el Llamado a la Acción

Para integrar estas ideas en la vida cotidiana, aquí algunos ejercicios prácticos, los cuales he aplicado en mi vida con resultados significativos:

  • Ejercicio de Presencia y Visualización: Cada mañana, dedicá unos minutos a visualizarte actuando como la persona que deseas ser. Imaginá cómo esa versión de vos enfrenta los retos del día. Luego, establecé una acción concreta que harás ese día para vivir desde esa realidad futura.
  • Ejercicio de Registro de Percepciones: Llevá un diario donde anotes situaciones diarias y reflexioná sobre cómo tu percepción influyó en esa experiencia. ¿Cómo la perspectiva desde la que miraste el evento alteró lo que sentiste o decidiste?

Preguntas Reflexivas:

  • ¿Qué ilusiones sostengo sobre mi presente que me están limitando?
  • ¿Desde qué futuro me gustaría actuar hoy? ¿Cómo se siente vivir desde esa realidad deseada?
  • ¿Qué hábitos o creencias actuales están creando una disonancia entre lo que soy y lo que quiero ser? ¿Qué acciones pequeñas puedo hacer para cerrar esa brecha?

Desafío: Durante una semana, elegí una meta futura y cada día actuá como si ya la hubieras alcanzado. Observá cómo cambia tu comportamiento y tus emociones. Al final de la semana, reflexioná sobre los cambios internos que experimentaste y cómo esa realidad proyectada influyó en tu presente.

Jean-Paul Cortés